Archivo documental digitalizado del activismo lésbico, conformado por el registro de producciones gráficas y teóricas, registros fotográficos y sonoros, encuentros reflexivos y acciones callejeras de grupos y activistas lesbianas de diferentes momentos históricos, múltiples posiciones políticas, y diversas geografías de Argentina. Está en permanente construcción, envianos tus aportes y colaboraciones.

lunes, 29 de marzo de 2010

Actividad por la Pepa Gaitán en Neuquén

Documento de apertura
Desde Neuquén, activistas lesbianas, feministas y de organizaciones de mujeres nos sumamos a la exigencia de justicia por Natalia Gaitán, joven fusilada por lesbiana en la ciudad de córdoba.
El 6 de marzo Natalia Gaitán, de 27 años fue asesinada de un tiro por Daniel Torres, el padrastro de su novia. Las jóvenes vivían juntas en Parque Liceo, un barrio periférico de la ciudad de Córdoba.
Natalia era una persona conocida y querida en el barrio por su trabajo social. Desde hace treinta años su familia lleva adelante la asociación civil María Pía, que tiene un comedor comunitario, una guardería y ofrece diversos talleres, lugar en el que Natalia trabajaba a la par de su madre y en donde nunca ocultó su identidad sexual. Su madre relató los diferentes maltratos y marginaciones que su hija sufrió por el hecho de ser lesbiana e impulsó que el crimen sea considerado como lesbofóbico.
Natalia fue asesinada por lesbiana, por un padrastro que no estaba de acuerdo con la relación que ella tenía con su hijastra, pero además confluyen en este crimen la cuestión de clase (por ser pobre y vivir en un barrio periférico la ambulancia tardó horas en llegar), la expresión de género (Natalia tenía una expresión de género masculina, que hace visible el deseo lésbico y la falta de obediencia a los cánones de la feminidad), el compromiso social (por su trabajo que llevaba adelante en el comedor), todos factores que encuentran en el pacto social de silencio acerca de la existencia lésbica, un marco para la impunidad y la discriminación sistemáticas, que adquiere el nombre de lesbofobia.
La lesbofobia no es un problema psicológico que se corrige con una terapéutica individual, es un problema político al estar organizada la sexualidad y los cuerpos en función de un deseo que las instituciones del Estado, la iglesia y el mercado, establecen como único y legítimo: el heterosexual.
La norma heterosexual excluye del mundo de lo vivible a lesbianas, maricas, travestis, trans, bisexuales e intersex, y la lesbofobia es una de sus tantas y múltiples expresiones.
Luchar contra la lesbofobia no es una tarea sólo de las lesbianas o del movimiento de la disidencia sexo-genérica, es un compromiso de todas aquellas personas convencidas de que la lucha por la autonomía corporal es constitutiva de las luchas anticapitalistas, antipatriarcales, antirracistas, antiimperialistas y antifascistas.
Por eso, para repudiar ese silencio lesbofóbico y como pedido de justicia,
Hoy somos todos y todas lesbianas, hoy somos todos y todas Natalia Gaitán

Agrupación de Mujeres Pan y Rosas
Feministas Desobedientes
Movimiento Lésbico Emprendedor
Potencia Tortillera

29 de marzo del 2010, neuquèn .-




La lesbofobia no es un problema psicológico. La lesbofobia es un problema político (texto de un volante que circuló)
La
lesbofobia no expresa sólo un miedo personal al lesbianismo como contagio. Es una manifestación de la norma sexo-política de la heterosexualidad compulsiva como ley que regula los cuerpos, placeres y afectos en nuestra sociedad.
La lesbofobia expresa el consenso tácito que hace del silencio, fundamentalmente, el modo de existencia de las lesbianas, promovido por el Estado y todas sus instituciones, así como también por las Iglesias.
La lesbofobia es una política implementada por la heteronormatividad. Por eso, no se habla de la corrección de una actitud personal (“hay que ser más tolerantes con las lesbianas, gays, travestis”), porque no es un asunto individual sino del diseño sexo-político de una sociedad.
Luchar contra la lesbofobia, que especifica la violencia particular que asume la norma hacia las identidades lésbicas (que adquieren múltiples formas de expresión) apunta a la crítica y desmantelamiento de la producción institucional y política de un deseo, el heterosexual, que se instituye y autoproclama como “normal”.
Luchar contra la lesbofobia es empezar a considerar que en la cotidianeidad, ese entramado de acontecimientos vivenciales de una temporalidad que se experimenta como continua, hay cuerpos que por su identidad o práctica sexual-erótica no tienen derecho a vivir porque está pensado desde un único lugar establecido como legítimo.
La lesbofobia no es un problema sólo de las lesbianas, es un problema de todas/os porque es la norma heterosexual en acción imponiendo restricciones y constricciones a unas y otros/as.




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